En 2012 Forestalia Renovables realizó las consultas previas para instalar una planta de energía a partir de biomasa en Monzón (Huesca). Ecologistas en Acción junto a la plataforma ciudadana No a la incineradora de Monzón han promovido varias alegaciones, recursos, solicitudes y trámites administrativos. Denuncian que dicha planta supondría “graves impactos para la salud de los montisonenses”. Tanto las plataformas ciudadanas como los partidos políticos opuestos al proyecto han llevado sus reivindicaciones hasta las Cortes de Aragón para su paralización. El principal problema dicen, es “la corta distancia de la planta a los hogares”. Exactamente a 570 metros del núcleo urbano de Monzón.
La autorización del impacto ambiental que en su día aprobó el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA), fue revisada a petición de las plataformas. Por ello, este mes la promotora entregará un nuevo estudio de dispersión de contaminantes. También un estudio de balance energético y un análisis del acceso carretero a la nueva planta de combustión de biomasa.
Además, el 14 de abril de este año fue admitida a trámite una querella presentada por Ecologistas en Acción. Aluden delitos contra la Ordenación del Territorio y el Medio Ambiente por el caso de la “Central Incineradora de Biomasa de Monzón”. Como resultado, el próximo 18 de mayo cuatro técnicos declararán como investigados por informar favorablemente el proyecto.
¿Cómo funciona una planta de combustión de biomasa?
Jesús Arauzo Pérez es catedrático de la Universidad de Zaragoza. Trabaja en el departamento de Ingeniería Química y Tecnologías del Medio Ambiente en el GPT (Thermo-Chemical Processes Group) del área de Ingeniería Química. Esta es “una tecnología utilizada en todo el mundo” comenta. En Suecia este tipo de energía supuso el 49% en 2012. Para Jesús una planta de combustión de biomasa es “como las antiguas calderas que usábamos en nuestras casas en el pueblo. Entra la biomasa y se quema. Hay varios modelos, diversas tecnologías implantadas en todo el mundo. Es un proceso muy simple”.
La biomasa es materia biológica y está formada por los mismos materiales que componen a los seres vivos. Fue la fuente energética más utilizada por la humanidad antes de que la revolución industrial usara masivamente combustibles fósiles. Pero en realidad, todo comienza con la siguiente fórmula:
Esta fórmula responde al proceso de fotosíntesis. La fotosíntesis es un proceso químico en el cuál los árboles y las plantas consumen gases tóxicos como el dióxido de carbono (CO2) para producir oxígeno. Es un proceso necesario para su alimento, crecimiento y desarrollo. Para ello necesitan clorofila, una sustancia de color verde que absorbe la luz necesaria para realizar el proceso.
Así pues, la energía obtenida de la biomasa proviene del sol y como recurso energético podemos clasificarla en natural, residual y cultivos energéticos:
La biomasa natural es la que se produce en la naturaleza sin la intervención humana, por ejemplo la poda natural de la caída de las hojas. La biomasa residual son los residuos orgánicos que provienen de las actividades humanas como las agrícolas, ganaderas o residuos industriales (cáscaras, aserraderos, aceites…). Por otra parte, los cultivos energéticos están destinados a la producción de biocombustibles.
En el caso de la planta de combustión en Monzón la biomasa proviene de cultivos energéticos. El combustible y materia prima del proceso productivo será fundamentalmente chopo (50%) y, de forma complementaria, eucalipto (30%) y caña común (20%). La potencia térmica de la planta es de 170 Mw. El producto final de la instalación es la generación de 49’55 MWe en bornes de generador. Para un funcionamiento máximo de 8.000 horas equivale a una producción eléctrica de 399.680 MWh. Se estima que lo producido menos lo consumido se aproxime a los 292.500 MWh. Para entender estas cifras, un estudio de “Consumos del Sector Residencial en España” realizado por el IDAE (instituto público que depende del Ministerio de Industria), concluye que el consumo de electricidad medio por hogar es de 3.487 kWh, o lo que es lo mismo, 3’5 MWh.
Como dice Jesús Arauzo, “hace falta mucha biomasa para producir 292.500 MWh al año y alimentar una planta de estas características”. En concreto, la zona prevista para el cultivo de biomasa se extenderá en un radio de 60 kilómetros en torno a la planta. El suministro de agua de la plantación se realizará por goteo aumentando así, asegura la promotora, “la eficiencia hídrica”.
El posible impacto ambiental de la planta ha sido la causa de la polémica suscitada entre los vecinos del municipio, encabezada por la plataforma ciudadana “No a la Incineradora de Biomasa en Monzón”, y la plataforma ecologista Ecologistas en Acción.
El impacto ambiental de la producción de electricidad a partir biomasa forestal: ¿incineración o combustión?
En esta polémica se está hablando de incineración pero, ¿es esto lo que ocurre en una planta de combustión de biomasa forestal? Comenta Jesús que “la palabra incineración no tiene sentido en biomasa”. Tiene sentido hablar de incinerar un residuo cuando hay que “romper absolutamente todos los enlaces y producir simplemente CO2, vapor de agua y oxígeno”. Para este proceso se necesitan condiciones muy extremas: mucho oxígeno y mucha temperatura (1600, 1800 o 2000 grados). Sólo así se deshacen las moléculas originales del residuo. Esta técnica provoca la emisión de sustancias altamente contaminantes debido a la presencia de plásticos y de compuestos con cloro. Se utiliza en el tratamiento de basuras como residuos sólidos urbanos, industriales peligrosos y hospitalarios. Así pues, como dice Jesús, lo propio en biomasa es hablar de “combustión a baja temperatura”.
Pero también reconoce que puede ser molesto tener los humos cerca de la población ya que pueden generar problemas de respiración. “Altos niveles de concentración de CO2 en una determinada zona a nadie nos agrada. Pero que no diga nadie que va a haber contaminantes emitidos y menos si hablamos de combustión a bajas temperaturas”.
Este ingeniero químico deja claro que en una planta “lo que entra sale”. Habla de los elementos químicos de la tabla periódica. En este caso carbono, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno y, si acaso, azufre. El resto queda todo en cenizas. Jesús explica que existe un parámetro denominado número mágico, “la biomasa deja de ser rentable medioambientalmente en cuanto tienes que desplazarla más de 50 kilómetros.” Pero el proceso de la combustión de biomasa “es CO2 más vapor de agua, más limpia que la combustión de los coches”, concluye.
Llegados a este punto es importante saber qué es exactamente la biomasa. Este material orgánico contiene 4 elementos químicos: carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y una mínima cantidad de azufre “a veces indetectable en nuestros laboratorios” dice Jesús. “La biomasa es carbono y oxígeno. Cuando se quema produce CO2 y vapor de agua. Obviamente toda biomasa contiene oligoelementos (nutrientes necesarios para vivir) que van a la cenizas”. En la biomasa forestal el contenido de nitrógeno es muy bajo, “evidentemente como en todo proceso de combustión ese nitrógeno va a NOx.” Pero asegura que “es menos que el óxido de nitrógeno que emitimos con los coches. La biomasa es el combustible más noble que existe y entra en el ciclo de vida del carbono”.
El ciclo del carbono es el ciclo de la vida ya que comprende una secuencia de eventos que permite que en la Tierra haya vida:
Para no dañar al medioambiente las instalaciones de generación de energía a partir de la combustión de residuos forestales han de someterse a un correcto esquema de mantenimiento. Han de estar adecuadamente conducidas y reguladas durante su funcionamiento. Si esto ocurre, no presentan un impacto ambiental negativo en su entorno. Para el control de las emisiones de CO2 y otros gases como SO2 o NOx, se ha innovado en las calderas de combustión. En la planta de Monzón se pretende utilizar una caldera de lecho fluido burbujeante. Esta tecnología se utiliza en centros de investigación como en el CENER-CIEMAT en Navarra o la Fundación CIRCE en Zaragoza.
La técnica de lecho fluido burbujeante (FBC: Fluidized bed combustion)
El sistema de combustión en lecho fluido burbujeante no necesita el uso de combustibles auxiliares, favorece la combustión a bajas temperaturas y tiene menor emisión de gases. Estas calderas se utilizan cuando el combustible es de alto contenido de humedad y bajo poder calorífico. Por ende, son adecuadas para quemar desechos de la industria forestal. La humedad del combustible no afecta a la combustión porque el lecho fluidizado tiene un alto poder calorífico. La combustión se produce mediante la inyección del combustible en un lecho de arena donde permanece hasta su quema total. Esto produce una eficiencia de combustión superior al 99%. Estas calderas se construyen para bajas potencias eléctricas inferiores a 60 MW eléctricos.
Así pues, la combustión se realiza en el seno de una masa que se mantiene en suspensión mediante una corriente de aire ascensional. Esta corriente de aire fluidifica esa masa formada por las cenizas del combustible, un material inerte (arena, caliza,…) y el propio combustible.
La técnica de lecho fluido tiene varias ventajas con respecto a las de combustión convencionales. Gracias a la baja temperatura de combustión no se funden las cenizas. Esto facilita su evacuación y manejo. Las cenizas pueden extraerse por la base del lecho (cenizas de fondo), en los ciclones y en los filtros de limpieza de los gases (cenizas volantes). Tiene una alta eficiencia de combustión y alto rendimiento de la caldera. Pero lo más importante es la reducción de la incidencia sobre el medio ambiente. Elimina el SO2 (azufre) con la adición de sorbentes, como caliza o dolomía, y reduce de la producción de NOx (dióxido de nitrógeno) debido a la baja producción del de origen térmico.
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Las fuentes utilizadas para este artículo son:
“Centrales térmicas. Sistemas de combustión en lecho fluido” de ISMAEL PRIETO. OpenCourseWare de la Universidad de Oviedo.
“Caso de Estudio: Autoproducción de Electricidad a partir de Residuos de Madera y Leña en la República Argentina”. FAO (Food and Agriculture Organitazion of the United Nations). Ing. Eduardo Beaumont Roveda: http://www.fao.org/docrep/v6204s/v6204s06.htm
“Las centrales termoeléctricas de biomasa”. RENOVETEC. Santiago García Garrido.
http://www.cener.com/documentacion/biomasa_es.pdf
http://www.fcirce.es/ofertatecnologica/biomasa.aspx
– Entrevista realizada a Jesús Arauzo Pérez el 27 de abril en el edificio del I3A del Instituto Universitario de Investigación en Ingienería de Aragón. Departamento de Ingeniería Química y Tecnologías del Medio Ambiente, GPT (Thermo-Chemical Processes Group), área de Ingeniería Química de la Universidad de Zaragoza.